16:22 | Author: Carlos Lauredo
Esto está, talvez inspirado, en el país actual en el que vivo, además de las ideas de la libertad que he estado pensando, y de la ilustración, según Kant.

...

¿Donde se fueron los festines?,
¿Donde se fue la algarabía?,
¿Qué es eso que lleva el gran hombre en las manos?, ¿una soga?,
Para atarme, ¿verdad?, para quitarme mi libertad.

...

¿Pero quién es este guerrero?,
¿Un soldado de la libertad?,
Derrota al bastardo y liberame,
Devuelveme a mi musa, la libertad.

...

El gran soldado me ha atado ahora,
mis manos encadenadas se encuentran,
con sus azotes, mi espalda se queja,
tendré que ser yo mismo quien me libere.

...

Ahora soy libre,
me encuentro perdido y sin razón,
sentado, en un rincon, descubro que no me enseñaron a pensar,
quiero un tirano, que me de una razón para vivir.
20:50 | Author: Carlos Lauredo


Chacal, escoltamos el rastro de los sobrevivientes de las caravanas.
Recogemos las sangrientas cosechas de los campos de batalla.
De ningún cuerpo cadáver se ausentan nuestros flacos vientres.
El hambre nos guía hasta la fragancia del viento.
Extranjero, viajero, observa atentamente nuestros ojos y traduce el horrible ladrido de los antiguos perros.

Jim Morrison.
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20:00 | Author: Carlos Lauredo




Why the world is still moving on?
Its everybody in?, the ceremony will start now.
Maybe is not what you want to see
but, is the true

A song that calls the mass
the rider in the storm
the strange in the rain
and the lizard king
are waiting for the end.

Maybe me too
its just and inevitable
for all of us.

But maybe not for me
cause' so many years of search
I found the magic stone
that will give me an eternal life.

This are just doors
doors of perceptions
what will be behind it
I'm like a kid in christmass
waiting for the great end.
19:56 | Author: Carlos Lauredo
Una de las mejores cancion de los Doors para mi. De hecho me identifico mucho con ella, no pudo ser mas directa para mi.

21:32 | Author: Carlos Lauredo
(Inspirada en el buen Mauricio, que los humos de la vida lo lleven quien sabe donde.)

Tarde de jueves, amanecí ebrio con la sensasión de haber descubriendo que el vino es gloria e inmortalidad. Una delgada lluvia caía, estaba tirado en la calle, sin saber como había llegado ahí. El cielo nublado, casi tanto como mi corazon, me acomodan tranquilo, sin las molestias de un sol, que te levanta por su brillo.

De repente, escucho unos pasos, ya desde lejos, se oía la firmeza de estos, ya cuando llegan a mi rango de visión, me doy cuenta que es un enorme y viejo caballo, no le importaba nada, ni nadie.

Parecía haber sido un gran semental en sus tiempos, ahora, tan solo un carretero por lo demacrado que estaba. De pronto, gira la cabeza hacia mi, y me mira, todo agobiado, se vuelca ahora a otra acera, y ver pasar a las demás personas, pero parece no importale, tan solo una excusa para dejar de observar a ese muchacho.

¿A donde vas Rocinante?, cuéntame tu historia, le digo. Se acerca con cautela, todavía con paso firme. Me levanto, quitándome la mugre de encima y tomándole la cara le digo, ¿don Quijote te ha abandonado?, ¿ese viejo te ha dejado solo a tu anchas?. Rocinante parece responderme con un si. Lo acerco más a mi, dejame ser tu nuevo dueño, o bienventurado corsel, deja que este bohemio sea el último caballero que cargue tu lomo, llevame hasta donde las hadas gritan por el orgasmo que les produce la naturaleza, y donde las ninfas bailan desnudas.

Subo a su lomo, y me abrazo a su pelaje carcomido, y escapamos con la lluvia, Rocinante y yo, buscando quien nos ame en este descarado mundo de desgracias.
20:42 | Author: Carlos Lauredo

Sentado en esa banca, todavía nervioso con los resultados del doctor estaba yo. Todavía con los papeles en mano y con la boca abierta, ¿porque a mí?, me repetía una y otra vez en mi cabeza, no era justo que la muerte llegara tan rápido, tan solo tenía 20 años, ¿porque ahora?, aun no había podido hacer tantas cosas, escalar en monte Everest, correr desnudo por las playas del Brasil, bailar sobre la torre Eiffel, enamorarme, tener un hijo a quien educar, y muchas otras cosas.

Mis manos temblaban, ¿cuánto me quedaría?, el doctor dijo que si no estresaba mi corazón tal vez unos cuantos meses, pero ante cualquier sorpresa, estaba asegurado en un ciento por ciento que era mi despedida. Al carajo, dije, tomé el viejo mp3 que me regalaron unas cuantas navidades atrás y busque la canción perfecta. ¿Cuántos tienen el lujo de morir escuchando una canción a su elección?, divague en la larga lista, podría ser algún gran clásico hermoso de Beethoven, o de Vivaldi, o tal vez, las dulces notas de Bob Marley serían mejor transporte, seguía viendo, una tras otra, hasta que la encontré, no era de un gran grupo, ni tan trascendental, pero era la perfecta sinfonía agridulce que estaba buscando.

La comencé y los violines me pusieron en automático, me levanté rapidamente y comencé a caminar sin un destino aparente. Mientras avanzaba la canción, recordé hasta el momento más ínfimo de mi existencia, ahora, ya nada importaba, las buenas notas, la cortesía, todo al carajo, ahora eso era ajeno a mi, era mi propio Dios y mi propia muerte.

Salte autos y escuché muchos gritos mientras avanzaba, pero realmente no los sentía, todo ahora se sentía extraviado, como si me hubieran cortado un cable principal. Doble en una cuadra, y llegué al lugar donde nos dimos nuestro primer beso, no me detuve, pero recordé el sabor de sus labios, sus ojos. Ella no sabía nada de mi enfermedad, cuando se entere quedará debastada, que egoista de mi parte no contarle, no morir a su lado, ni siquiera haberme despedido de ella.

También recordé a mis viejos muchachos, los amigos de siempre, con los que compartes media vida, estas con ellos en las buenas y en las malas, los que te llevan a tomar un trago en los momentos dificiles y ponen el hombro para llorar, ellos tampoco lo sabían. ¿Me odiarían por mi decisión?, tal vez la comprendan, saben que me gusta estar solo por momentos. Piso el capot de un auto, evitandolo, y el dueño salió a recriminarme, no lo escuché, se frustró y se fue. Eso era todo, frustrarte e irte, ja, me preguntó si yo también soy así, renunciar tan fácil.

Siento que no falta mucho, mi corazón se acelera a medida que la canción y mis pensamientos avanzan. Me duele el pecho, no importa, que era un dolorcito más en esta vida, cuando la muerte esta a tan solo la vuelta de la esquina, literalmente. Escucho por los audífonos "I can't change", ja, parece que tienes razón, siempre soñé con que mi amiga la muerte llegara de una forma inusual.

Una lágrima cae de mi mejilla al pasar por un parque, era al que me llevaban mis padres cuando era niño. Cuanto me hubiera gustado darles el nieto que tanto esperaban, de hacer perdurar el apellido de la familia como era el deseo de mi papá. Lástima que eso ya no se pueda. Me hubiera gustado charlar más con mi mamá, contarle más de mis cosas, confiar más en ella. Ya era demasiado tarde.

Siento como si me quisiera explotar el corazón, el dolor es tan insoportable que tengo que cerrar los ojos. No, me digo a mi mismo, no te detengas. No sabía el porque, pero presentía que iba a algún lugar en específico, doble la siguiente esquina y supe al fin donde sería mi fin, junto a la estatua de un general de la guerra de la independecia que yo admiraba, siempre soñé con liberar a mi pueblo de la opresión. Y llegó, habían pasado exactamente 5 minutos con 57 segundos desde que le di play al mp3, y fue cuando mi corazón se detuvo, me senté a la sombra de la estatua y bajé la cabeza, me sentía débil, y el dolor era insoportable. Solo pude sonreir, y alcancé a decir, mierda, creo que la vida no es más que una puta sinfonía agridulce.

Cerré mis ojos para no volverlos a abrir, nunca más.
20:50 | Author: Carlos Lauredo
Un cambio de look siempre hace bien. Me gusta más este, tiene más estilo.

Un saludo...
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20:38 | Author: Carlos Lauredo
Una vieja canción, que me hizo acuerdo a tantas cosas... en fin, la vida es como es, y el alcohol nos hace acuerdo a como suele ser a momentos...

Un saludo...