21:39 | Author: Carlos Lauredo
Su sonrisa brillaba tanto como el sol de verano, y sus mejillas estaban rojas, tipico de las mujeres de aquí. Su bella figura se destacaba más con aquel porvocador bikini que se había comprado recien, pero ese no era el punto. Lo importante era estar ahí con ella, tomandole de la mano, y verla en sus ojos en primera fila.

Ah caray, pensé, que afortunado soy al tenerla a mi lado.

Parpadeo.

Al abrir los ojos, descubro la realidad, estoy en mi cama, todo había sido un sueño, y estaba solo, como todos los días...
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1 comentarios:

On 17 de julio de 2008, 16:25 , Memo dijo...

Yo tengo una historia mas corta de soledad:

Dos amigos, una chica.

Una pareja, un chico.

Fin.